Realizar ejercicio de manera habitual puede ser una buena herramienta con la que podemos mejorar nuestra composición corporal, mantener una óptima masa muscular, reducir la grasa corporal, aumentar el bienestar psicológico, mejorar nuestro estado de ánimo y, así mismo, contribuir a reducir el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes, la obesidad o enfermedades cardiovasculares entre otras. En los casos en los cuales la patología o enfermedad ya se ha instaurado, el ejercicio aportará un beneficio óptimo a la hora de reducir la sintomatología.

El ejercicio es fundamental a la hora de llevar un estilo de vida saludable y es importante que esté adaptado de manera individual, al igual que en la alimentación, para conseguir una adherencia y que llegue a formar parte del día a día. El plan de entrenamiento debe ser adaptado a las condiciones y objetivos de cada persona, de acuerdo al estado de salud, capacidades, necesidades y metas.

Se adaptará un programa de entrenamiento basado en el tiempo del que dispongas y los objetivos que quieras alcanzar. Estos pueden ser la pérdida de peso, la definición, el aumento muscular, mantenimiento…etc.

Dicha planificación para poder entrenar, irá variando en función a los progresos que vayas consiguiendo.